Crisis de agua se acelera debido al consumo de ropa
La verdad detrás de tus jeans
Después de la industria petrolera, el rubro de la moda se posiciona con los mayores índices de contaminación a nivel mundial.
La mayoría de las personas anhelan tener un clóset al más puro estilo de una celebridad. Lo que no saben es el gigantesco impacto que genera toda esa ropa.
La moda es una de las industrias más grandes del mundo. Después de la industria petrolera, se posiciona con los mayores índices de contaminación a nivel mundial. Según la BBC se utilizan 70 millones de barriles de petróleo por año para cumplir con las confecciones de las prendas. La fibra de dicha ropa tardará 200 años en descomponerse.
Quizás suene raro revelar que el rubro de la moda produce más emisiones de dióxido de carbono que vuelos internaciones o transporte marítimo. De hecho, contamina más que ambos traslados funcionando al mismo tiempo. La producción de ropa genera el 10% de las emisiones de dióxido de carbono que se expulsan a la atmósfera, según el informe de la reunión de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (UNECE). Si no se toman medidas, las emisiones de gases de efecto invernadero aumentarán más del 50 % para 2030.
El costo de un jean
Para sumar más al problema, el sector de la ropa es el segundo consumidor de agua más grande del mundo, produciendo el 20% de las aguas residuales que se generan a nivel global.Un pantalón necesita a lo menos un kilo de algodón, lo que implica el consumo de agua de lluvia, regadío y el caudal necesario para diluir los contaminantes en los procesos de producción.
En la creación de unos jeans se utilizan unos 7.500 litros de agua, misma cantidad de litros que podría beber una persona en siete años, según cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. ¿Cuántos litros de agua tienes en tu clóset?
El rubro de la moda utiliza cada año 93.000 millones de metros cúbicos de agua, una cantidad importante que permite satisfacer las necesidades de cinco millones de personas, de acuerdo con la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD)
Se está volviendo habitual ver circular en redes sociales videos de la aplicación Tik Tok, donde realizan transiciones de cambio de ropa. Videos aclamados por todos. Si no los conoces, te lo explico: una persona logra realizar múltiples cambios de vestuario de forma espontáneas mediante un efecto disponible dentro de la aplicación. Los populares videos se están tomando a ligera el costo ambiental que genera la ropa. Mientras las personas sigan publicando sus diferentes «outfits” como si nada pasara, las cifras seguirán elevándose. ¿Seguirás siendo cómplice?
Comprar para desechar
A pensar que una sola prenda conlleva una tremenda carga ambiental, hace décadas en mundo circula en un lamentable fenómeno denominado: Fast Fashion. El concepto es fácil de definir: compra barato y bota rápido. Eslogan perfecto, pero oculto bajo la primicia de una excelente oferta para lucir totalmente a la moda.
El modelo brinda a los compradores constantes cambios de colecciones a bajos precios. Se incita a los consumidores a adquirir las ofertas para luego de unas semanas desecharlas, dada la deficiencia en la calidad de las telas. Cada año se producen datos publicados por la ONU Medio Ambiente y la 62 millones de toneladas de ropa en el mundo, según Fundación Ellen MacArthur.
La misma organización es enfática al señalar que si continúan con los mismos hábitos, se prevé que el consumo mundial de ropa aumente a 102 millones de toneladas en 10 años.
Chile es el país que más vestimenta consume en la región con un promedio anual de 50 nuevas prendas y de casi 6 pares de zapatos por habitante, según el estudio «El mercado de la confección textil y el calzado en Chile».
Un basural en el desierto
Como las colecciones cambian constantemente, el 60% de las prendas se desecha antes de que se cumpla un año desde su fabricación. El 87% de las fibras que se usan para confeccionar la ropa se incinera o va directo a un vertedero. Las anteriores cifras entregadas por la ONU Medio Ambiente y la Fundación Ellen MacArthur, están muy cerca de la realidad en Chile.
La contaminación textil en el desierto de Atacama es un problema real. Dado a que los conocidos fardos de ropa, que se comercializan en todo el país, entran por la región de Tarapacá existe una preocupación por las toneladas de ropa acumuladas en la zona.
El alcalde de Alto Hospicio, Patricio Ferreira, aseguró a la Tercera: «Son toneladas de ropa usada que no venden las importadoras y que terminan botadas en el desierto, generándonos un tremendo problema de contaminación. Muchas veces esas indumentarias son quemadas, lo que provoca una nube tóxica sobre las poblaciones aledañas», señaló.
A todo el daño ambiental que produce la ropa, se debe tener en cuenta que millones de personas en todo el mundo trabajan en precarias condiciones y con salarios mínimos para confeccionar las prendas que vas a comprar.
“Cerca de 75 millones de personas trabajan directamente en la industria textil y moda, y alrededor del 80% son mujeres. Muchas personas están sujetas a explotación: abuso verbal y físico, trabajo en condiciones inseguras y, salarios realmente bajos”, afirma Fashion Revolution, movimiento activista de la moda más reconocido del momento que busca reconstruir los vínculos rotos en la cadena de suministros de la industria de la moda.
¿Piensas comprar unos jeans?, recuerda todo el impacto que se genera para que estén en tu clóset.