Meditación en niños ¿Cuáles son los beneficios de aplicar esta práctica en las aulas?
En el mundo de inmediatez en el que vivimos nos paramos pocas veces a cuestionar el por qué hacemos las cosas, los pensamientos que se encuentran detrás de las acciones que realizamos. Dejamos que nuestra mente corra sin detenernos a reflexionar sobre ellos, sin ordenarlos ni canalizarlos.
Son muchas las ofertas y prácticas que la sociedad ofrece para callar esa consciencia y dar a nuestra mente un estado de tranquilidad. Sin embargo, estos métodos muchas veces responden al mismo entendimiento consumista, en donde el valor de un ser humano no es su interior, sino todo el envase que lo rodea, llámese apariencia, estudios, profesión, casa, entre otros.
Probablemente, la única de estas prácticas para encontrarnos con nuestro interior que ha demostrado ser efectiva es la meditación. Aplicada desde los tiempos anteriores a Cristo, la meditación tiene como objetivo aumentar la consciencia y poner bajo control voluntario los procesos mentales, desarrollando una profunda comprensión de estos.
Son varios los beneficios que esta práctica proporciona a una persona adulta, tales como una mejor concentración y presencia en el tiempo presente. Según un estudio realizado por un grupo de investigadores de Harvard, en colaboración con el Hospital General de Massachusetts, la meditación puede lograr en un adulto efectos comprobables en solo ocho semanas, tales como mejor memoria y atención, autoestima más elevada, mayor empatía y capacidad de atención y menos niveles de estrés y ansiedad. Esto último, por lo cambios que puede provocar a nivel de la amígdala y el hipocampo.
A través de la meditación se busca guiar a la mente más allá del materialismo e incluso de nuestros propios pensamientos, pues aquello que llamamos “mente” es lo que nos une al cuerpo y es diferente de aquello que llamamos alma. El cuerpo y la mente están condicionados por nuestro contexto y humanidad, y la meditación busca que elevemos nuestra consciencia a un nivel donde lo terrenal pierde su peso.
La práctica de la meditación permite calmar la mente y llevarla a otros rincones de nuestra cabeza, más cerca del alma. Este hábito apuesta porque al desconectarnos del cuerpo (lo material) nos conectemos con ese algo más que está en cada ser vivo y que constituye su motor, así como el alimento lo es para el cuerpo.
El efecto en los niños
Considerando lo anterior, son incontables los beneficios que la meditación puede traer a una persona adulta. En los niños, este efecto podría ser aún más profundo.
Según lo señalado por Duarte (2012) la infancia es una variable histórica que se construye en el seno de cada grupo social. A lo largo de la historia de la humanidad, la infancia ha sido visto desde el antropocentrismo, enmarcándose en las pautas que los mayores han establecido. No solo hay una determinada forma de ser adulto según cada cultura, sino que también se define una forma específica de vivir la niñez.
Por ende, nos ponemos poco en los zapatos de los infantes. Suponemos que son humanos en desarrollo y olvidamos que poseen un mundo interno profundo, con emociones intensas y que necesitan ser gestionadas.
Según Dalai Lama, si le enseñáramos meditación a cada niño de ocho años, eliminaríamos la violencia en una sola generación. Si bien es difícil comprobar esta afirmación, si es posible asegurar que la meditación en los niños tiene efectos muy positivos en la conducta y resolución de problemas.
Conforme a un estudio realizado por la Universidad de Chile titulado “Significados de la meditación en el contexto escolar que asisten a primer ciclo básico en un colegio particular”, en donde un grupo de tesistas aplicó la meditación y el yoga a niños en dicha edad, estas prácticas lograron en los niños una mayor consciencia corporal, sensación de calma y tranquilidad. Los niños participantes también afirmaron que realizar esta práctica en la mañana los ayudó a comenzar el día con mayor alegría. Expresaron que la liberación de energía a primera hora es lo que los ayuda a estar más relajados.
En el ámbito de las emociones, los participantes afirmaron sentir paz mental luego de practicar yoga, una sensación de que su vida está en armonía. También experimentan la capacidad de distinguir sus emociones, tales como la rabia, pena o angustia, así como la neutralización de estos sentimientos a través de la meditación.
Asimismo, los niños manifestaron que meditar los conecta más con sus compañeros, y reconocen la respiración como un hábito que puede cambiar una conducta violenta por el dialogo. De igual manera, identifican una mejor capacidad de atención y concentración.
En tiempos donde la violencia es cada vez más palpable y en donde los niños se exponen constantemente a ella, los adultos tenemos la responsabilidad de construir para ellos un mundo más amable, y ese mundo comienza en el interior de cada uno de ellos.
Bibliografía
- “Significados de la meditación en el contexto escolar que asisten a primer ciclo básico en un colegio particular” Departamento de Educación, Educación Parvularia y Básica Inicial, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile.