Uruguay país «modelo» de Sudamérica
Cómo Uruguay pasó de una de sus más grandes crisis a convertirse en el país “modelo” de Sudamérica
La crisis bancaria ocurrida en el país “charrúa” en el 2002 significó un cambio en el modelo económico existente hasta ese entonces. Políticas públicas que, dos décadas después, parecieran rendir frutos.
Dentro de un contexto de una gigante desigualdad social en Sudamérica y el Caribe, existen ciertos “oasis” que son dignos de destacar. Uno de ellos es Uruguay. Un país que ha sido destacado a nivel internacional por ser uno de los más estables de la región, con políticas públicas progresistas y efectivas para avanzar no solo en desarrollo económico, sino también en justicia y equidad social.
Un fenómeno que comenzó en el año 2002. Desde el retorno a la democracia en 1985, había gobernado con cierta estabilidad el Partido Colorado y el Partido Nacional, ambos de centroderecha. El país logró crecer económicamente post dictadura, sin embargo, no contaban con lo que vendría más adelante.
Meses antes, en Argentina se desarrolló la crisis del “Corralito”. Un fenómeno en donde los bancos se quedaron sin fondos y la gente perdió años de ahorro. Además, la moneda se devaluó de manera drástica. Lo cierto es que, debido a la cercanía geográfica entre Argentina y Uruguay, esta crisis afectó severamente a los orientales. Muchos trasandinos tenían ahorros en bancos uruguayos, y estos comenzaron a ser sacados tan rápidamente que los bancos se vieron sumidos rápidamente en la misma crisis que sus vecinos.
Un duro traspié a la economía uruguaya que implicó que la coalición de gobierno de la época saliera del mando en 2005 para volver recién el 2020.
Durante ese transcurso de tiempo asumieron dos presidentes. El primero fue Tabaré Vásquez, el segundo José “Pepe” Mujica. Quienes más allá de su posición política, se dieron cuenta que era necesaria una mayor protección de la economía nacional, para que no fuera tan volátil de cualquier situación externa.
Para 2005 la cesantía alcanzaba un 12%, además que la tasa de trabajos informales superaba el 40%, lo que implicaba que la gente no tuviera acceso a cualquier tipo de cobertura social. Además, tenían un endeudamiento público de más de 13 mil millones, lo que significaba más del 100% del PIB.
Fue así como el país entero, incluyendo a la oposición, adoptaron el llamado “Plan de Equidad”. Las pautas o criterios estructurados del nuevo plan referían a construir un sistema de seguridad social (o previsión, como lo conocemos en Chile), en donde se incorporaron trabajadores, empresarios y el Estado. Además, buscó regular a las empresas públicas y privadas de bienes sociales, con el fin de asegurar su calidad.
Más adelante en el tiempo, también crearon una Red de Asistencia Social con el objetivo de amparar a sectores sociales de mayor vulnerabilidad, los cuales contaban con menores oportunidades de acceder a un trabajo.
Además, en términos macroeconómicos, buscaron controlar la inflación como primera medida, además de asegurar el crecimiento económico. El objetivo era generar un “colchón” que les permitiera impulsar las medidas sociales que consideraron necesarias. Principalmente a través de una reforma tributaria que se los generó.
Es cierto que a Uruguay le falta en materia de equidad para considerarse un país del “primer mundo”, en especial por la falta de oportunidades económicas para la población indígena. De hecho, su Índice Gini de 38,9, es principalmente por eso. Sin embargo, también es destacable que según la World Inequality Database indica que el 1% de la población más rica “solo” posee el 17% total de la riqueza del país. Una cifra mucho menor a la hora de comparar con el resto de los países sudamericanos.
También es destacable el hecho de que, posterior que estas políticas públicas se han ido profundizando con los años. Incluso con los cambios de gobierno, de conglomerados distintos políticamente, esto no ha cambiado. Todo un ejemplo de estabilidad para el resto de la región.
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