Valhalla: La historia del proyecto energético “verde” que parece resucitar de sus cenizas

Se trata de una innovadora central hidroeléctrica que busca sacar agua desde
el Océano Pacífico, subirla a través de tuberías por una gigantesca quebrada, y depositarlas en un lago artificial en pleno Desierto de Atacama. Un desafío que ha significado, debido a su alta inversión, que esté a punto de quedar en nada varias veces. Sin embargo, después de años, pareciera estar viendo la luz al final del túnel.

Para irnos al principio de esta historia debemos remontarnos a 2011. En ese momento, Juan Andrés Camus Valdés -hijo del presidente de la Bolsa de Comercio- y Francisco Torrealba tuvieron la idea de crear centrales hidroeléctricas de bombeo en el desierto más árido del planeta. Es decir, inyectar agua en un sistema y a través de la caída que esta genera, producir energía. Se les conoce como centrales de “pump” y se deben diseñar siempre donde existe un embalse en altura. Ahí, la zona de Iquique calzaba perfecto, por sus grandes quebradas. Por eso, el proyecto nació pensado para instalarlo en la caleta San Marcos, a unos 107 kilómetros de la ciudad.

Sin embargo, la particularidad de esta idea era que esos embalses serían creados a través del agua del mar que se sacara. Un recurso mucho más accesible -en especial porque conseguir agua dulce en el Desierto de Atacama representa un desafío imposible-, lo que incidía directamente en la rentabilidad del proyecto: nunca nadie en el mundo ha hecho una central “pump” con agua de mar.

El proyecto generó rápidamente el interés del mundo privado chileno. Muchos inversores se sumaron a la idea, en especial porque se trataba de una solución innovadora al problema energético de Chile, además de que no significaba un desastre ambiental, como otros bullados proyectos de esa época que quedaron en nada, como por ejemplo Hidroaysén. En tan solo un par de años, la idea fue destacada con premios, financiada por familias de elite chilena e incluso respaldada con fondos de Corfo. El Edén para cualquier proyecto.

Fue en la segunda mitad de la década pasada cuando se empezaron a destapar los inconvenientes que Valhalla traía. El alto costo del proyecto, y la huida de varios inversores terminaron por frenar la idea, e incluso directamente desecharla.

Parecía que estaba todo muerto. Durante varios años Valhalla no hizo noticias ni hubo novedades de ningún tipo. Eso hasta que en 2019 el Green Climate Fund -fondo verde del clima dependiente de las Naciones Unidas y formado al alero del acuerdo de París en la COP21-, comprometió un apoyo de 60 millones de dólares para el proyecto, debido al aporte que significaba en términos de energías verdes.

Si bien la noticia fue sorpresiva para la población en general, se trató de un trabajo de dos años entre la firma encargada del proyecto y los representantes de Green Climate Fund, quienes viajaron durante ese período de tiempo para cerciorarse de qué se trataba la idea.

Además, tuvieron reuniones con el Ministerio de Hacienda, Medio Ambiente y Energía, quienes le dieron su apoyo a la central.

A partir de ahí un gran hermetismo se apoderó del proyecto, sin embargo, hace unos meses la firma dio cuenta de unos movimientos. Realizó nuevas actividades y actualizó el cronograma del proyecto. Entre permisos e investigaciones pendientes, se planteó que en abril de 2022 se inicien las obras y que en 2026 entre en operación. Toda una luz de esperanza para un proyecto que parecía muerto, y que parece estar resucitando poco a poco.

Más información en: http://valhalla.cl/es/